Arte

Luis Benshimol: Víctor Valera, pionero del uso del hierro en la escultura

Si hay un artista plástico venezolano digno de enmarcar, ese es sin dudas Víctor Valera, zuliano que se destacó en el mundo de la escultura por ser de los primeros en utilizar el hierro como material para la construcción de sus obras, amén de ser un polivalente genio creativo que también incursionó en el mundo de la pintura y el muralismo.

Luis Benshimol, miembro de la Junta Directiva de la Fundación Cruz-Diez, habla de él en una reciente publicación de su portal web oficial, y allí nos explica que su vida artística comenzó en los años 40 y 50, décadas en la que estudió y trabajó tanto en la Escuela de Artes Plásticas de Maracaibo como en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas.

En la capital zuliana tuvo la oportunidad de laborar codo a codo con el Maestro Jesús Soto justo antes de aventurarse allende las fronteras y fijar residencia en París. Allí, en Francia, se integró a los talleres de Jean Dewasne, Victor Vasarely, Ferdinand Léger, entre otros. En 1956 vuelve a Caracas y pasa a formar parte de uno de los grandes proyectos del Arquitecto Carlos Raúl Villanueva: Integración de las Artes de la Ciudad Universitaria de Caracas.

Es allí, en ese entonces y en ese preciso momento histórico, que el nombre de Víctor Valera se vuelve inmortal: El artista se encargó de adornar el enorme campus universitario con innumerables obras y murales que, todavía hoy, impresionan y que le valieron para alzarse con el Premio Nacional de Escultura (1958).

Ya en los 60, Valera (junto a otros artistas) se encarga de representar dignamente a Venezuela en la Bienal de Venecia. Su trabajo continuó en los años siguientes, por supuesto, y eso le permitió elevar todavía más su estatus, tanto que llegó a colgarse distinciones y títulos de todo tipo como, por ejemplo, el Primer Premio al II Salón D’Empaire, el Primer Premio del Salón Arturo Michelena, el Primer Premio de la I Bienal Nacional de Escultura Francisco Narváez, amén de los doctorados Honoris Causa recibidos por parte de la Universidad Católica Cecilio Acosta (2002) y la Universidad Central de Venezuela (2009).