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Cesar Urbano Taylor y la Venezuela corporativa

Son decenas de proyectos los que se construyen en el país enfocados en atender necesidades comerciales más que habitacionales

“¿Cómo es posible que, en una de las más profundas recesiones económicas, estanflación, iliquidez, escasez, onerosas reivindicaciones laborales, restricciones crediticias, controles y devaluación de nuestra historia, aunada a la innegable crisis política, social e ideológica, se estén desarrollando impresionantes centros corporativos en tal número y con tal intensidad, y, además, con diseños, acabados y tecnología que compiten con importantes obras de Latinoamérica?”, se pregunta César García Urbano Taylor, miembro de la Junta Directiva de la Corporación Inmobiliaria SMA.

En su artículo publicado en la revista Entre Rayas el promotor inmobiliario explica que diversas avenidas de Caracas, como las avenidas Libertador, Francisco de Miranda, Don Bosco o la principal de La Castellana, así como áreas en Boleíta, Chacao, Las Mercedes, El Retiro, El Rosal, Altamira, Los Dos Caminos, Sebucán y Campo Alegre, tienen una gran cantidad de proyectos en ejecución que dan respuesta a los requerimientos de todos los gustos y presupuestos.

Diversas estadísticas aseguran que existen casi 1.000.000 m² vendibles con estas características para los próximos siete años en Caracas. Dependiendo de la zona los precios pueden oscilar entre los 2000 y los 5000 BsS/m² en mercado primario, con planes de financiamiento y tasas a negociar.

César Urbano Taylor asegura que este fenómeno se debe, principalmente, a la Intervención Nacional Inmobiliaria del Ejecutivo Nacional en 2010, seguido de la promulgación de leyes Contra la Estafa Inmobiliaria y de Arrendamientos Inmobiliarios.

Cesar Garcia Urbano Taylor Torre SMA Las Mercedes
Torre SMA – Las Mercedes, Caracas

En cualquier otra región dichas circunstancias hubiesen paralizado cualquier desarrollo por años, pero en Venezuela llevaron a una transformación sin precedente, pues puso en evidencia los profundos vicios de administración y gerencia del sector, y, además, forzó a los compradores a educarse en materia legal para exigir el respeto de los compromisos adquiridos. Pero, en mayor instancia, expuso el alto grado de responsabilidad de muchos empresarios que sí supieron manejarse en circunstancias adversas, aquellos que de verdad solucionaron problemas que no les correspondía con tal de asegurar el esfuerzo y la inversión de los compradores.

“Algunos huyeron raudos y veloces, otros observan con cautela. Los nostálgicos regresan, pues después de su travesía por el mundo no encontrarían lugar como éste. Los más osados hacen lo impensable ante análisis académicos de resultados inconsistentes, totalmente contrarios a un comportamiento racional. Y es ese el valor del venezolano reflejado en un mercado inmobiliario que, de alguna manera, siempre dará alguna ganancia”, enfatiza en su artículo.

Todo este escenario influyó a que el capital de inversión se desviara más al sector corporativo que al sector vivienda ya que representa mayor rentabilidad con menor riesgo de desarrollo, controles, manejo del inventario, reventa e incluso alquiler.

Cesar García Urbano Taylor enfatiza que no existe una explicación realmente lógica que le de sentido a la forma en que el mercado inmobiliario del país ha continuado su desarrollo, “las verdaderas razones superan lo objetivo y racional, lo conveniente e incluso el análisis financiero”, asegurando que la fe y el amor de miles de venezolanos por el país han sido verdadero combustible que ha mantenido vivo el desarrollo del sector en una Venezuela cada día más convulsionada y afectada por embates políticos y económicos.