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¡ENTÉRATE! Así fue el comienzo de Wilkinson Arrieta en el rugby

Inculcando altísimos valores como el respeto y la humildad, el Alcatraz Rugby Club está cambiando la vida de cientos de jóvenes, dándoles nuevas oportunidades para el desarrollo de una mejor sociedad

La Hacienda Santa Teresa, empresa que preside Alberto Vollmer, le ha cambiado el destino para bien a muchísimos jóvenes a través del rugby y las enseñanzas de vida que éste deporte aporta, y Wilkinson Arrieta, estrella del Proyecto Alcatraz Rugby Club, es el ejemplo más claro y destacado que se pueda presentar.

«Inicié en el rugby gracias a un compañero de mi padre que nos llevó a mí y muchos compañeros de la zona donde vivía a practicar en la Hacienda Santa Teresa (…) Desde el principio nos enseñaron valores. Lo primero fue el respeto, que teníamos que respetar a nuestros compañeros», explica el jugador en una entrevista con el portal Contrapunto.

Andres Chumaceiro - Wilkinson ArrietaY es que de eso es lo que se encarga la casa ronera de Venezuela a través de la Fundación Santa Teresa, brazo de acción social que dirige Andrés Chumaceiro: resaltar e inculcar el sistema de valores necesario para que avancen hacia un mejor futuro tanto los beneficiados de la iniciativa como la sociedad toda.

Eso pronto lo aprendió Arrieta al principio de su estadía en los terrenos de El Consejo (Aragua). «Empecé a compartir con mis compañeros, con los que ya conocía de hace mucho y con los nuevos. Me di cuenta que el rugby es más que un deporte, ya que nos unía como club y como familia”, comenta.

Darse cuenta de eso fue lo que le hizo tomar la decisión de adoptar a este deporte como el eje de su vida: «al compartir con mis compañeros, y sentirme como si estuviera con mis hermanos, decidí quedarme jugando rugby», aseguró.

Además, explicó el fondo de su razonamiento entonces: «Implantar valores en las personas es lo mejor. En todo están los valores. Hay que ser humildes, hay que ser respetuosos. Si estamos en el club, hay que saber trabajar en equipo ya que no es una sola cabeza. En el campo somos 15, y todos pensamos de manera distinta pero trabajamos por un mismo objetivo».

Arrieta sabe muy bien que eso es precisamente lo que hace al rugby un deporte tan poderoso. «El trabajo en equipo lo es todo para el club”, sentencia, a la vez que avala el hecho de que una institución como la Hacienda Santa Teresa le abra las puertas a una segunda vida a tantos jóvenes con el Proyecto Alcatraz: “Todos merecemos una segunda oportunidad, tener un nuevo inicio, y hacer las cosas con una mejor cabeza”.