Finanzas

Estudiar una carrera sigue siendo rentable en España. Excepto si estudias Humanidades, ahora mismo es mejor dejar los estudios en Bachillerato

Puede sonar duro, o directamente un tortazo en los morros para los más idealistas, pero la universidad no siempre supone un retorno de rentabilidad sobre el capital invertido.

El informe sobre indicadores educativos del Ministerio de Educación y Formación Profesional (así como los datos de los Indicadores sobre educación de la FESE) lo tiene claro: la inversión en capital humano sigue siendo rentable.

Un estudiante que solo ha cursado la educación primaria o, más habitual en 2024, la secundaria obligatoria, e incluso el bachillerato, cobrará menos y tendrá un retorno menor de su inversión (ROIC) que un universitario.

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Las Humanidades no te harán rico

Aquí viene la letra pequeña: en casi todas las carreras. Los graduados en las carreras de humanidades y ciencias sociales son la nota al pie.

A diferencia de los graduados en carreras técnicas (las famosas, STEM: Science, Technology, Engineering and Mathematics; es decir, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), o carreras como medicina, el rendimiento extra que ofrece el mercado al estudiante de Humanidades por los cuatro años extra de estudio, sin especialización, es… nada.

Y el rendimiento extra (yield) que se puede obtener es de un 26,2 % (un salario bruto anual de 23.984 €), mientras que una persona con el bachillerato tiene un salario medio anual (bruto) de 18.583 €, es decir, sus estudios se reflejan en el sueldo en un rendimiento de un 20,3 %.

El caso contrario: medicina

Por el contrario, carreras de ciencias, tecnología o ingenierías ofrecen un 35,2 % de rendimiento extra en los sueldos españoles, alcanzando salarios medios de 32.654 €. Incluso las especialidades médicas, con 2 años más de dedicación, mantienen un rendimiento extra similar (33,2 %), con salarios medios que alcanzan los 42.500 euros brutos por año.

Por descontado, aquí estamos hablando de un único indicador, obviando otros igual de importantes, aunque generalistas en muchos casos, como la tasa de empleo que se duplica entre aquellos que solo cuentan con formación primaria (44 %) y los graduados con un título superior (83 %). Un cálculo que podemos invertir con resultados similares frente a la tasa de desempleo (25,8%, primaria; 12,5 % al terminar la segunda etapa de la secundaria; y 7,1 % con educación superior).

Si bien es cierto es que hablamos de números poco precisos (generalizando recorridos académicos, solapando carreras, especializaciones, aportaciones teóricas, peso en el propio sistema cultural y educativo, la relevancia de los idiomas o de equis sectores) sí nos permite tener algunos datos reveladores, y muestran que las humanidades están… de capa caída.

En la privada, los mismos números (o mejores)

De igual modo, la educación universitaria a través de la enseñanza privada da un rendimiento superior, y debería analizarse si esto es debido a que se trata de una inversión más rentable en el propio capital humano o a causa de la oferta más especializada: en otras palabras, si la universidad privada  no imparte de un modo tan habitual como la pública aquellas carreras con menor yield o rendimiento económico.

Además, se abren nuevos interrogantes como por qué la educación en humanidades es tan poco rentable (¿por no estar orientada a formación técnica?) ¿Y esto se solventa con estudios posteriores de especialización? Por descontado, incluso aunque se palíe, seguirá viéndose afectada por el escaso rendimiento de esos cuatro años de coste y dedicación extra.

El dato clave con el que nos quedamos es que un grado en Humanidades y Ciencias Sociales es menos productivo para la economía personal de un estudiante que la formación que ha recibido en la escuela secundaria hasta el bachillerato.

Decía Lord Kelvin: “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”. Y aquí, toca medir bien y, luego, pasar a la acción, o eso parece.



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