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Feminismo desde las gradas: La Barra en México que apuesta por el fútbol sin violencia


Hay pocos lugares donde la masculinidad hegemónica se expresa tan abiertamente como en un estadio de fútbol. Al agonismo del deporte en la cancha, se suman, en gradas y tribunas, prácticas abiertamente violentas cuya legitimación rara vez es puesta en cuestión.

Así, desde esos púlpitos no es extraño escuchar cánticos degradantes contra un rival devenido en enemigo, en una barra que, más que desear la victoria de su equipo, desea el exterminio del equipo contrario y su fanaticada. Muchos aplauden y otros tantos callan, porque es «normal» que las pasiones se exacerben.

Contra este relato insurgió La Barra Feminista, una organización de mujeres aficionadas al fútbol asentada en México, que trata, contra viento y marea, de mostrar que otro deporte es posible.

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A cambiar las cosas desde la sororidad

Luz Varinia, integrante de La Barra, relató en una entrevista con El País que la organización surgió en 2019 a propósito del Mundial femenil que se celebró en Francia, cuando las jóvenes intercambiaban estampas del álbum conmemorativo del torneo. 

A partir de ese momento se han sumado cada vez más integrantes, y a través de un grupo de Telegram, se comunican unas 350 personas de toda la geografía mexicana.

«Somos mujeres de todos los entornos, de todo tipo de educación, de todo tipo de edad, de todo tipo de experiencia. Entonces aprendemos más de qué es el feminismo, que nos incluye a todas y que esta lucha tiene que ser algo que se haga todos los días y ocupando estos espacios que no están pensados para nosotras», explica Xóchitl Neria, integrante de La Barra, en entrevista con RT.

Neria apunta que el grupo apareció para «hacer un espacio seguro para las mujeres que asisten como aficionadas al fútbol, con sus familias, con sus hijas, con sus distintas diversidades sexogenéricas». Es un punto de arranque poco convencional, en un país donde se aconseja evitar el fútbol y la religión en las conversaciones para preservar la paz.

Animar a todas 

El deporte es, antes que nada, competencia: siempre hay ganadores y perdedores. Frente a esto, la Barra Feminista irrumpe de nuevo con consignas fuera del registro dominante: «Si gana una, ganamos todas«.

A propósito de esto, Neria comentó que en un reciente viaje a Francia tuvo la ocasión de asistir a un partido de fútbol femenil acompañada de amigos. No hubo disputas, a pesar de que ella manifestó abiertamente que respaldaría al equipo contrario porque allí jugaba una compatriota.

«El hecho de apoyar a un equipo diferente no quiere decir que estemos confrontados, es buscar mostrar que podemos apoyar a ambos equipos, apoyar el deporte y respetarnos entre nosotros», argumentó.

Otro concepto de barra

La selección del nombre barra no fue producto del azar.

Como recordara Varinia, fue una apuesta para «resignificar la palabra barra, que está muy relacionada con violencia y, principalmente con actos machistas», derivados del denominado ‘aguante’ característico de los estadios argentinos, donde está permitida la anulación del contrario a través de cánticos que incitan a su degradación o desaparición.

«Lo que queremos demostrar nosotras es que esto puede ser diferente. Justo como dicen algunas de nuestras consignas, otro fútbol es posible y el fútbol sin violencia es posible, porque lo merecemos y porque así lo estamos construyendo», recalcó. 

No solo Argentina acapara titulares por la violencia dentro de los estadios. En marzo de 2022, enfrentamientos entre barras en un partido entre el Querétaro y el Atlas, adscritos a la Primera División del balompié masculino mexicano, se saldó con 26 heridos, algunos de ellos de gravedad.

Por el incidente, las autoridades detuvieron a 22 hinchas por su presunta responsabilidad en la agresión de los aficionados del Atlas y sancionaron al club local con juegos a puerta cerrada durante un año. Del mismo modo, a los implicados en la reyerta se les prohibió la asistencia de por vida a los estadios de fútbol dentro del territorio mexicano.

Además, se anunció el reforzamiento de la seguridad dentro de los recintos deportivos, causa última a la que se atribuyó el estallido de violencia en el estadio queretano, y se alertó de la peligrosidad de los grupos de animación, cuyas actividades fueron proscritas posteriormente en muchos sitios.

No obstante, especialistas advirtieron que estas regulaciones resultan insuficientes para frenar la violencia en los estadios, principalmente porque con el paso del tiempo, las autoridades relajan la seguridad y la población olvida las tragedias.

No siempre bienvenidas

Aunque La Barra Feminista fue invitada por el Club América para presenciar la final de La Liga MX de fútbol femenil en el Estadio Azteca como grupo de animación, la idea de que todas las barras son negativas las afectó directamente

A juicio de sus integrantes, el discurso dominante impide que se distingan sus prácticas, basadas en la no violencia y en el respeto de todos los que participan de una competencia deportiva, de las que históricamente se asocian con el término.

Neria recuerda que vivieron en la carne el peso de la prohibición en un partido de fútbol femenil celebrado en la ciudad de Toluca (Estado de México), donde se les obligó a prescindir de sus símbolos –playeras y pancartas– para dejarlas ingresar al estadio. 

«Hubo una confrontación con la seguridad del estadio, de decirle: ‘oye, mira mi pancarta, no tiene ningún mensaje negativo, al contrario’. Y decían: ‘oye, mira, no importa, no puedes desplegar ningún mensaje, está prohibido'», refirió.

En otra justa disputada en Pachuca (Hidalgo), no se les prohibió acceder al recinto, pero una vez comenzaron a vocear sus consignas —’Barra Feminista’, ‘Fútbol sin violencia’ y ‘Si gana una, ganamos todas’, entre otras—, fueron rodeadas por agentes policiales.

«A nivel estructural, las barras y porras somos vistas como peligrosas, por ende, los protocolos de seguridad terminan siendo violentos, como el hecho de estar rodeadas de granaderas, la revisión exhaustiva al entrar al estadio, medidas extremas que toman con las personas equivocadas (…) entendemos que esta lógica apela a las prácticas violentas de las barras y grupos de animación en los últimos años, pero tocará dialogar para que estos protocolos puedan modificarse con base en las características de cada grupo, como en este caso nosotras», reflexionó Pilar Tlatempa, una de las organizadoras de La Barra, en entrevista con el medio mexicano Lado B. 

Para Neria, esta conducta resulta de «un paradigma» que se alimenta de dos conceptos que tienen altos niveles de rechazo social: la violencia de las barras y el feminismo.

«Al menos aquí en México, hay un paradigma negativo hacia las feministas (…). Para ellos —las fuerzas del orden— es muy incómodo o muy agresivo que dos términos que tienen un concepto muy negativo, se junten. Una barra, y además, feminista, creo que puede ser lo peor para algunas personas que tienen este pensamiento o este paradigma», consideró.

Empero, no todas las respuestas de la fuerza pública se producen desde el rechazo. El desconcierto también puede aparecer cuando se envía a mujeres policías a vigilar a otras que no representan ninguna amenaza, como sucedió en el referido incidente del estadio de Pachuca.

Sobre este asunto, Neria recordó: «Nosotras teníamos a personas de todas las edades, desde niñas pequeñas, mujeres grandes, todas allí organizadas, de manera muy tranquila, animadas, conviviendo y algo que hicieron fue que mandaron a la mayoría de mujeres policías. Estando allí (…) una de ellas, ya en confianza, nos veía con cara de mucha extrañeza y de repente dijo: ‘es que no sé por qué me pusieron aquí, si ustedes están tan tranquilas, tan contentas. ¿Qué les cuido? ¿Qué les tengo que cuidar?'».

Alas más allá de México

Pese a las adversidades, la creciente presencia de La Barra Feminista en los estadios de fútbol de México y su involucramiento en manifestaciones públicas, ha sacado del anonimato el concepto que encarnan.

Neria explicó que la organización sigue un modelo «muy ligado a los fundamentos básicos de los derechos humanos». A su juicio, quienes la integran no persiguen «algo complicado», sino «el respeto mutuo» entre los aficionados con independencia de los colores de los equipos, lo que posibilita la replicación de la experiencia en otros lugares del mundo.

«Creo que es un modelo que fácilmente se puede replicar. Sé que el nombre de barra muchas veces genera prejuicio por el paradigma que tenemos alrededor de este tipo de grupos; sin embargo, creo que es algo que se puede generar en cualquier parte del mundo hacia cualquier deporte», consideró.

Barra Feminista, barra luchadora

Además del hecho deportivo, la expansión puede verse favorecida porque las luchas sociales en las que se han implicado las mujeres que participan de La Barra, son comunes a todas las sociedades.

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Valga este ejemplo referido por Neria: «Hace un tiempo, nosotras hicimos una manifestación fuera de las instalaciones del club Cruz Azul, cuando tuvieron un retraso en el pago de las jugadoras. Exigimos un pago justo y digno para las jugadoras por su trabajo deportivo. Muchas de nuestras consignas también están enfocadas en eso, a decir: ‘¿Dónde están los directivos que iban a pagar igual?’. Es hacer ese reclamo y es gritarlo».

El caso muestra cómo la igualdad salarial, que constituye una de las demandas más sentidas de las mujeres en todo el orbe, también se expresa entre las jugadoras de fútbol femenil y ofrece un espacio de lucha para las mujeres que abrazan las banderas del deporte desde una perspectiva feminista. También evidencia que La Barra Feminista no se asienta en posiciones abstractamente pacifistas, porque es capaz de subir la voz cuando la injusticia se cierne sobre las mujeres.

Zhandra Flores

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Por actualidad.rt.com

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