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Patricia Bullrich: la candidata presidencial de derecha que ansía ir al balotaje en Argentina


La candidata presidencial de la coalición de derecha Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, encabezó una campaña que ha disputado el inesperado ascenso del ultraconservador Javier Milei, las peleas partidarias internas y la falta de un respaldo contundente por parte del expresidente Mauricio Macri.

La exministra de Seguridad enfrentará en las elecciones del 22 de octubre a Milei (La Libertad Avanza) y al peronista ministro de Economía, Sergio Massa (Unión por la Patria).

La intención de esta politóloga de 68 años es alcanzar los votos suficientes para desbancar a Massa y ser ella quien pase a un hipotético balotaje contra Milei, que se realizaría el 19 de noviembre, en caso de que ningún candidato logre la victoria en primera vuelta.

El problema es que su estrategia fue oscilante, con mensajes contradictorios, ya que en un principio retomo un violento discurso que ofrecía «terminar de una vez y para siempre» con el kirchnerismo, pero ante los frecuentes ataques de Milei, tuvo que salir a responderle.

En el medio, enfrentó la indecisión de Macri, uno de los principales líderes de Juntos por el Cambio que, en lugar de volcarse a la campaña de la candidata, no dejó de elogiar en diferentes momentos a Milei, lo que incluso le valió reproches públicos de Bullrich.

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¿Quién es?

La precandidata, nacida en Buenos Aires en 1956, es hija de Alejandro Bullrich y Julieta Luro Pueyrredón. La sola mención de estos tres apellidos remite a las familias de mayor abolengo de Argentina desde el siglo pasado.

Pero fue una rebelde. En 1973, siendo apenas una adolescente, comenzó a militar en la Juventud Peronista e incluso tomó las armas y se sumó a la guerrilla Montoneros, en donde su nombre en clave era «Carolina Serrano» o «Cali». Por ello, Milei no ha dudado en insultarla de manera reiterada como «asesina montonera».

Los vínculos con la guerrilla también abarcaron el ámbito personal, ya que su primer marido fue Marcelo Langieri, secretario del líder de Montoneros, Rodolfo Galimberti, quien, a su vez, se casó con Julieta Bullrich, hermana de la hoy candidata.

Ya durante la dictadura militar que comenzó en marzo de 1976, Bullrich tuvo que exiliarse en Brasil, México y España. Volvió a Argentina en 1982, cuando el gobierno de facto agonizaba. Sin embargo, fue detenida, ya que tenía una orden de captura, pero logró quedar libre y no formar parte de la lista de decenas de miles de desaparecidos.

Una vez recuperada la democracia, siguió en las filas peronistas. De hecho, en 1993 se postuló por primera vez a un cargo de elección popular como parte del bloque del Partido Justicialista. Así ganó una banca como diputada por Buenos Aires.

En 1999 rompió del todo con el partido con el que ya había militado durante casi dos décadas y se sumó al Gobierno de Fernando de la Rúa, el presidente que representaba al Partido Radical, la fuerza históricamente opositora al peronismo, y que había conformado una Alianza con otros frentes políticos.

Cambios

De la Rúa solo cumplió la mitad de su mandato, ya que en diciembre de 2001 estalló una grave crisis que incluyó históricas protestas sociales que fueron reprimidas y dejaron un saldo de 39 muertos en todo el país.

Pero ese breve lapso de gestión le alcanzó a Bullrich para convertirse en ministra del Trabajo y, luego, de Seguridad Social. Pasó a la historia por recortar drásticamente las jubilaciones y por los niveles récord de desempleo y pobreza que dejó el Gobierno de De la Rúa.

Fue apenas el inicio de la actividad partidaria de Bullrich. Después de la fallida experiencia con la Alianza, creó su partido Unión por la Libertad y, en cada elección, se asoció con diferentes personajes que, a su vez, tenían sus propias formaciones. Así, logró ocupar una curul en la Cámara de Diputados desde 2007 hasta 2015.

Durante ese periodo se consolidó como una férrea opositora a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien siempre ha descalificado.

Ya en 2015, Macri triunfó en las presidenciales y designó a Bullrich como ministra de Seguridad. Desde ese cargo, estuvo envuelta en múltiples polémicas, por su política de mano dura y justificación de la represión a las protestas. Los jóvenes Santiago Maldonado y Rafael Nahuel son apenas algunas de las víctimas emblemáticas de su gestión.

Su encono con Fernández de Kirchner no ha cambiado. Por eso fue una de las escasas dirigentes que no repudió el intento de magnicidio que la vicepresidenta sufrió en agosto del año pasado.

Tensiones

Hasta hace unos meses, Juntos por el Cambio, la alianza que tiene en Macri a uno de sus principales dirigentes, creía que, sin importar quién fuera el candidato, ya tenía ganada la presidencia de antemano. Que el 22 de octubre sería un mero trámite.

El optimismo se debía a la debacle del Gobierno del presidente Alberto Fernández, quien profundizó la crisis económica que heredó del macrismo y que dejará niveles récord de inflación, deuda, devaluación y pobreza.

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La confianza en el triunfo anticipado generó una feroz pelea interna por la candidatura entre Bullrich y el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, quien terminó perdiendo la postulación en las primarias que se realizaron el pasado 13 agosto pasado.

Pese al triunfo sobre su rival, Bullrich se mostró sombría porque ese día, en realidad, representó el encumbramiento de Milei como la nueva e inesperada figura de la ultraderecha a nivel internacional. Ni ella ni nadie esperaba que fuera el candidato más votado.

Antes de las primarias, Bullrich había «coqueteado» con Milei con la intención de atraerlo a Juntos por el Cambio debido a sus coincidencias ideológicas. No lo logró. En cambio, el dirigente se dedicó a polarizar con ella, a insultarla, a descalificarla. 



Por actualidad.rt.com

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