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¡ENTÉRATE! Algunos consejos para evitar el desperdicio de comida

Parece difícil de creer que cada hogar produce, anualmente, casi 100 kg de desperdicios de alimentos: un poco de arroz hoy, pan que compramos de más, sobras en cada plato de comida, etc.

José Manuel Mustafa Florez, director del Programa de Alimentación Laboral, te trae una serie de ideas para aprovechar al máximo los alimentos y reducir su desperdicio.

  1. Tomar conciencia. La mayoría de los consumidores no somos conscientes de cuántos alimentos desperdiciamos, Según investigación de la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios, solo el 5% de los participantes admitió tirar comida a la basura. Conocer este dato y otros, como que la comida es el momento del día en el que más alimentos se tiran (nada menos que un 35% de ellos) no solo sirve para tener más información sobre nuestro comportamiento como consumidores, sino para modificarlo y mejorarlo. Ser conscientes de esta conducta es el primer paso para cambiarla.
  2. Planificar la dieta y las compras. Ser previsores y ordenados no solo nos ayudará a seguir una dieta más saludable que se ajuste a nuestras necesidades, sino que redundará en la salud de nuestro bolsillo, porque evitaremos comprar de más y comer de mejor. Una buena y útil iniciativa es planificar nuestra dieta y la de nuestra familia. Para ello, deberemos hacer una previsión acertada del consumo real que se hace de los alimentos, en especial, de los perecederos, que son los que primero acaban en el cubo de la basura.
  3. Sacar el máximo rendimiento. No son pocas las veces que tiramos alimentos en buen estado porque estamos convencidos de que no se pueden comer. Tallos, semillas y hojas de las verduras, las hortalizas y las legumbres, que son comestibles, aunque no lo sepamos. ¿Cuántas veces hemos botado verduras que se han quedado en la nevera? Si es el caso, podemos aprovecharlas elaborando zumos de verduras. Pero además, la piel de las frutas puede incluirse en este listado, ya que con ellas pueden hacerse diversas preparaciones: desde licuados y batidos hasta purés, compotas o frutas asadas enteras, con su piel. Incluso aquellas cáscaras más duras, como las de los cítricos, tienen utilidad. Por ejemplo, podemos rallar la piel del limón y usarla para aromatizar azúcares, dar sabor a un bizcocho o decorar un mousse o helado.
  4. Aprender a hacer conservas. La conservación el excedente de comida para aprovecharlo en momentos de escasez es una preocupación humana milenaria. Es importante conocer distintas técnicas para prolongar la vida útil de los alimentos: con azúcar, con aceite (para quesos, carnes y embutidos), con vinagre, al vacío o con sal. Puedes preparar unas frutas en almíbar, por ejemplo, nos servirá para aprovechar el excedente de fruta fresca de temporada.
  5. Hacer nuevas recetas con las sobras. Una forma muy práctica de controlar lo que desperdiciamos es darle una segunda oportunidad a los alimentos y sobras que, por lo general, se botan. El pan es quizá el alimento con más posibilidades: rallado, en tostadas, para picar entre bebidas, como bases para canapés, en sopas de ajo, para hacer migas o incluso en postres, como las torrijas o el flan. Pero no es el único. Con las carnes, aves y pescados asados podemos hacer un relleno de pimientos, una base para sopas o un delicioso ingrediente de croquetas. El marisco puede incluirse en ensaladas, o emplearse como base para hacer un caldo muy sabroso con el que, a su vez, podemos preparar un arroz. Y si nos sobran postres o dulces, también podemos reutilizarlos: con los turrones y polvorones podemos hacer cremas, helados o cupcakes. Incluso un postre fresco, como la macedonia, puede convertirse en un batido de frutas o en parte de un pastel de frutas (tipo plum cake).